LOS MISMOS DE SIEMPRE

Recuerdo un lejano 2008 en el que un gobierno liderado por Zapatero se afanaba por sustituir con eufemismos la realidad, llamando "desaceleración" a lo que finalmente terminaron por reconocer como "crisis". Dista mucho aquel día, pero recuerdo que no pasaron ni veinticuatro horas desde que Solbes, por entonces ministro de economía socialista, dijera la tan temida palabra, repito, no pasaron ni veinticuatro horas de aquello cuando la SEAT anunció su primer ERE dedicado a unas 600 personas. Lo comenté con algunos conocidos, que parecía que estaban esperando la excusa para anunciar aquel precioso regalo a seiscientas familias.
Lo triste del asunto es que después de seis años desde que Lemanh Brothers quebrara y tambaleara no sólo su empresa sino la economía mundial y todavía seguimos en las mismas, cuando no peores. Porque no olvidemos que hace seis años las cuentas estatales reflejaban un superávit que nos hacía respirar y nuestra banca nacional era considerada "de las mejores del mundo". Durante este tiempo hemos visto muchas cosas, pero casi siempre con el mismo resultado: más recesión, más deuda pública y, por lo tanto, más crisis.
Las políticas neo-liberales por las que nos quieren hacer pasar nuestros gobernantes, empezando por el último año de Zapatero de forma más o menos moderada y acabando con el duro año-mariano donde nuestra casta política se ha liberado sin miedo, amparados -según ellos- por su mayoría parlamentaria, no han hecho más que mermar la economía nacional y acentuar todavía más la diferencia entre los pobres trabajadores y los grandes empresarios.
Desde el gobierno, amparados por su amplísima cobertura mediática, no han dejado de machacar con "lo necesario" de sus mal llamadas reformas, añadiendo a su argumentario frases que no quieren dejar que pasen de moda, del estilo "la herencia recibida nos obliga" o "no hay otra opción, lo dice el BCE". Como si ellos no tuvieran poder de decisión -que no es el caso- o fueran unos completos ignorantes -que sería todavía peor-. Porque la obligación del partido que se considera líder de la oposición es la de ser el contrapunto del partido gobernante, señalando sus fallos, ayudando cuando lo necesite y supervisando todo lo que hace. Se suponía que ése era uno de los pilares básicos de nuestra democracia. Y digo se suponía porque visto el grado de desconocimiento de las personas que nos gobiernan, un año después de haber ganado las generales y casi tres desde que ganasen prácticamente en todas las autonómicas, es vergonzoso seguir escuchando declaraciones de ese tipo. Cabría preguntarse si esa ignorancia es endémica, visto que siguen sin enterarse de lo que sucedió en Castilla-La Mancha hace tres años, y mucho menos poner remedio. Porque no olvidemos que la única solución que conocen nuestros políticos es vender, vender y vender. ¿Y cuando no haya más que vender? Pues nacionalizamos alguna empresa a punto de quebrar, la saneamos, cargamos los gastos a las espaldas de los de siempre y volvemos a vender. Aquí lo que cuenta es vender, sea como sea, y al coste que haga falta.
A tal afán por vender han llegado estos personajes que están a punto de desmantelar un sector sanitario considerado, por muchos, de los mejores del mundo. Para nuestros políticos es de los peores, que no da más que pérdidas, así que, ya saben, vedemos hospitales. Si les parece poco esperen y verán vender también escuelas, institutos y universidades a empresas privadas. Por no mencionar televisiones autonómicas, cajas de ahorros, transportes públicos, carreteras, y cualquier cosa que se les ocurra. Cualquier día venderemos a los alemanes las Islas Baleares, los Pirineos a los franceses, La Giralda a los rusos y el reloj de la Puerta de Sol a los suizos, porque claro, las campanadas públicas no son eficientes...
Lo peor de todo es que pretenden engañarnos, al igual que hiciera la SEAT en su día, utilizando su maldita crisis como excusa para todos sus desmanes. Insistiendo en que todo lo que hacen es para solucionar algo cuando en realidad no es más que su programa de toda la vida, salvo que esta vez sin disimulos. No olvidemos que en el gobierno de Aznar, ese que tanto quieren vendernos como un logro, se vendieron las grandes compañías que por entonces eran propiedad del estado, como Telefónica, Repsol, Endesa, SEAT, RENFE y muchas más. Y por aquél entonces no tenían como excusa esa molesta palabreja, no. Por aquel entonces lo hicieron con todo el desparpajo del mundo, igual que lo hacen en nuestros días...

[Artículo de opinión]

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